Escuchar al cuerpo

Hace unas semanas explicaba lo que me ha ayudado a estar bien a nivel emocional para afrontar con serenidad las adversidades del día a día.

Varios días después del post me dispuse a ir al gimnasio y al ponerme el top empecé a sentir mucha molestia en los hombros debida a la presión. Ese día me di cuenta de que tenía una gran contractura cervical.

Dicen que el cuerpo es sano y tiene estrategias para evitar el dolor, quizás por eso hasta entonces tenía la zona anestesiada.

Durante los siguientes días sufrí muchas molestias en hombros y cuello. No descansaba por las noches y cada día que pasaba tenía mayor sensación de que me pesaba la cabeza.

¿Qué hice? Nada. Continué con mi vida como si tal cosa. "Ya se pasará"- pensé.

El cuerpo me avisó de que llevaba una sobrecarga y yo no le quise escuchar, así que se rebeló y dijo basta.

A la semana y media de la "anécdota" del top me levanté un día sin poder apenas moverme. Tenía las cervicales tan rígidas e hinchadas que tenían dificultades para sujetar mi cabeza, me mareaba y tenía un fuerte dolor de cabeza. Esta situación se mantuvo durante cinco días. Cinco fatídicos días de reposo sin poder hacer prácticamente nada, ni siquiera ocuparme de mi hija; cinco días de dolor intenso, de visitas al médico, con pinchazo incluido y medicación. Un desastre total.

A partir del quinto día empecé a ver la luz y poco a poco, sin excesos empecé a poder moverme y a sentir menos dolor. Por fin pude recibir la bendita fisioterapia (hasta que la hinchazón no baja, dejando solamente la contractura, no hay que tratar la zona de manera directa por riesgo de mayor lesión).

Este suceso me ha enseñado una lección: es tan importante mantener un "espíritu" sano como cuidar el cuerpo que lo transporta, escuchándole, mimándole y sin abusar de él.

Mente sana en cuerpo sano.

Os dejo un link: