
Galicia
En semana santa decidimos realizar un viaje de 1000 km en coche hacia el extremo noroeste de la Península Ibérica.
De ida paramos a comer a Pamplona. Fandango es un bonito lugar para comer. Luego paramos a dormir en León, donde pudimos disfrutar de unos bonitos edificios, mucho ambiente y donde Emme vio por primera vez una procesión de semana santa.

Al día siguiente nos reunimos en la frontera con Galicia con los abuelos de Emme, que iniciaban allí las últimas etapas del Camino de Santiago antes de llegar a la capital: Santiago de Compostela.

A partir de aquí empezó nuestra visita a Galicia. Empezamos por el norte, en Ribadeo, un pueblecito con el Faro de Isla PanchaHacía frío y mucho viento, además es una zona que diariamente estaba inmersa en la niebla, pero tuvimos suerte y justo llegamos cuando la niebla se levantaba. Eso sí, con el abrigo encima.
Luego seguimos hacia el este, visitando la maravillosa Playa de las Catedrales (hay que reservar previamente para evitar colas en la entrada).
Ese mismo día viajamos hasta Sangenjo (Pontevedra) donde nos alojamos varios días y visitamos pueblecitos de la zona. El que más nos llamó la atención fue Combarro, con un casco antiguo pintoresco lleno de casas marineras y hórreos. Ideal para tomar algo con el mar prácticamente a los pies en la estrecha calle que bordea el agua.
Y de esta zona seguimos hasta Vigo, donde disfrutamos de la playa cristalina y nos alargamos a visitar el Castro de Santa Tecla (las ruinas de un antiguo asentamiento celta).
Finalmente acabamos nuestro viaje en Santiago de Compostela. Allí recibimos a los abuelos al final de su camino y descubrimos esta bonita ciudad.
La vuelta fue del tirón, llegando de madrugada a casa.
Emme lo puso muy fácil y se pasó el viaje o bien durmiendo, o bien leyendo revistas de la Pepa Pig.
Sorprendentemente lo que más le fascinó a ella fueron las procesiones de los encapuchados. Nos hizo buscar una procesión en cada lugar al que íbamos y no paraba de preguntar sobre ellas y su motivo.
Sobre Galicia propiamente... ella disfrutó cuando salíamos del coche y buscábamos lugares por los que pasear o por donde pudiera correr y jugar. Así pues, cuando se realiza un viaje de largas distancias en coche con niñ@s, es muy importante buscar un término medio entre lo que se quiere ver y los ratos de ocio para peques que compensen el viaje.