top of page

La aDOSlescencia

  • Foto del escritor: Susana (unamamaenamorada)
    Susana (unamamaenamorada)
  • 6 sept 2016
  • 5 Min. de lectura

Yo siempre he dicho que la naturaleza es sabia. Ella siempre nos prepara para lo que va a venir en un futuro.

En primer lugar, antes del parto, una mujer embarazada ya no suele dormir toda la noche del tirón. Bien sea por dolores, o por ganas de ir al baño, o por calores, o porque el bebé no para de moverse... ya empieza a tener un sueño interrumpido, preámbulo de lo que en unos días sucederá de manera más pronunciada.

Después llega la adolescencia, que según mi parecer, te distancia de tu hijo para que su posterior emancipación no sea tan traumática (muchas veces, la adolescencia provoca que los padres están deseosos de que sus hijos alcen el vuelo).

Pero entre medio existe la aDOSlescencia.

Ésta la definiría como la primera preparación a lo que va a venir en unos años, cuando llegue la pubertad.

Un bebé es lo más bonito que hay en el mundo... no puede ser que pase de ser un "ángel" a ser un "demonio" de repente. Ha de haber una transición.

Pues bien, para mi, esta transición empieza alrededor de los dos años de edad.

El niño (o la niña en mi caso), pasa de ser un ser dulce, inocente, simpático... a tener momentos ariscos, donde las rabietas abundan por doquier.

¿Vamos al súper? Rabieta porque quiere ir en el carro. ¿La subes al carro? Rabieta porque quiere bajar. ¿Llega el momento de irnos? Rabieta porque quiere que le compres alguna cosa. ¿Vas a casa? Rabieta porque tiene hambre. ¿Le das la cena? Rabieta porque no quiere comer...

Y así un suma y sigue.

Ahora bien, vamos a parar y a respirar, porque estas rabietas pueden gestionarse y, según cómo lo hagamos, el resultado será ir disminuyéndolas; o al contrario, que cada vez sean más frecuentes y de mayor intensidad.

Así pues, aquí dejo mi DECÁLOGO ANTIRABIETA:

1) No gritarle para que deje de gritar. ¿Cómo se le puede decir a un niño/a que no grite mientras nosotros le estamos gritando?

La mejor opción es respirar, no podemos perder la paciencia y tener nosotros también una rabieta, porque entonces no podremos ser un buen modelo.

Después de respirar viene MANTENER UN TONO DE VOZ SUAVE, y CON FIRMEZA, explicarle de manera clara y concisa que "cuando esté tranquil@ entonces le escucharás".

2) Continuamos con el mismo ejemplo: si en el momento de rabia pega a otro, no pegarle mientras le decimos "¡no se pega!". No tiene ningún sentido. Si no quieres que pegue... no le pegues tú. Otra vez, sé un buen modelo.

Es mucho mejor decirle seriamente que no te ha gustado, que a quien ha pegado no le ha gustado, y que si vuelve a pasar tendrá una consecuencia.

[Aquí hay que tener cuidado, porque un bebé muchas veces no suele medir su fuerza, y a veces un manotazo sin más intención que tocar o coger, puede malinterpretarse por la persona adulta. Quizás sería mejor decirle: "¿querías hacerle una caricia?, pues así, más suave"...]

3) Cuando se le impone una consecuencia (previamente anunciada), ha de ser lógica, y por supuesto, proporcionada a su acción.

Deben ser consecuencias que se puedan cumplir, que estén relacionadas con el suceso, y que sean de aplicación inmediata. (No tiene sentido sancionarle mañana por algo que hizo ayer. No lo entenderá).

Si estamos en un viaje, el pequeñ@ tiene algún momento de crisis, y hace alguna trastada, no se le puede decir: "si lo vuelves a hacer nos iremos a casa", al no ser que estemos dispuestos a irnos a casa. REALISMO.

Por otra parte, siempre intentaremos hablar de CONSECUENCIA y no CASTIGO.

El castigo está relacionado con el bien y el mal. Los niñ@s no son mal@s.

La consecuencia está relacionada con una acción. Y es bueno que aprendan que las acciones tienen consecuencias, ya que les ayudará a ser responsables.

4) Hay que distinguir el tipo de rabieta: si está cansad@, o tiene hambre o sed, o bien hay alguna otra necesidad fisiológica por cubrir. Se acabará cuando la cubramos.

Si tiene rabieta porque está en pleno juego, por ejemplo, y nosotros le interrumpimos para hacer algo "importante", lo que probablemente suceda, es que el niño/a no entiende de nuestro razonamiento, él/ella sólo ve que le sacamos de ese buen momento que estaba pasando.

Por eso es mejor explicarle y anticiparle con pocas palabras el que va a suceder. Así prevenimos la rabieta.

Si tiene una rabieta porque sí, pues seguiremos el CONSEJO 1.

5) Todos tenemos momentos de mal humor... y los niños también. A veces hay que dejarles sacar esas emociones que llevan dentro y no saben cómo gestionar (por ejemplo la rabia, para la cuál pueden ir bien algunos libros de emociones).

[En otro post publicaré una bibliografía para trabajar las emociones]

6) Cuando se ignora una pataleta, debemos ser prudentes. Si el niñ@ llora y llora sin que nadie le atienda porque se le está ignorando, puede que sienta que no están por él/ella. Y si eso se repite, podrían sentirse "abandonados" y desarrollar una baja autoestima. Mi sugerencia es aplicar el CONSEJO 1, pero si la cosa se alarga, ir de vez en cuando a recordárselo.

Al final funciona. Los ratitos de lloros son cada vez menos prolongados.

[Pensemos que el niño que crece hoy será el adulto de mañana]

7) Sobretodo, aunque se le explique, hay que ser firme y siempre cumplir aquello que se dice. Si es SÍ o si es NO.

ERROR: el niño/a pide algo y se le dice NO. Llora, patalea... y al final, después de rato aguantando, para no soportar más su pataleta se le dice: "va, hazlo..."

APRENDIZAJE: cuanto más patalee, antes me saldré con la mía.

Antes de decir nada, conviene pensar ¿vale la pena decirle no/sí? ¿es para tanto? Y finalmente, la decisión que se tome, hay que seguirla hasta el final.

8) No importa que la gente te mire, que te digan lo que has de hacer, que te digan "ayyy pobree" (entiendo que achicharrarías a quien te lo dice, ¡¿pobre?! ¡pobre de la madre o el padre del niñ@ en cuestión! ¡Qué poca empatía!). Porque si te dejas presionar por la sociedad de tu alrededor en esos momentos, y cedes, el niño o la niña lo sabrá para la próxima. ¿Que te miran?¿y qué? Estás EDUCANDO a tu hijo/a. Cada cuál que se preocupe de lo suyo. Además, quienquiera que tenga hijos lo habrá pasado alguna vez y debería entenderlo.

9) No contarles mentiras también evitará una posterior rabieta.

Pongamos por ejemplo, que una mamá se va y no volverá hasta dentro de un rato. El hijo llora porque no quiere que se vaya, y la abuela le dice: "no llores cariño, que la mama ahora mismo vuelve" cuando es mentira... el niño se sentirá engañado cuando descubra que su madre no viene enseguida. Perderá la confianza y la próxima vez que suceda una situación similar, llorará aún más fuerte.

Los niños, aunque sean pequeños, NO SON TONTOS.

10) Por último, una vez pasa el momento de crisis, en el pasado se queda. No es necesario recordárselo más, ni decir palabras de juicio tipo: "qué niño más malo, qué niña más desordenada, qué niño más llorón, qué mal te portas"... No etiquetamos a los pequeños, de lo contrario ellos acabarán asumiendo su etiqueta y fomentaremos ese comportamiento. EL NIÑO NO ES, sino que SE COMPORTA en un determinado momento.

En fin, dicen que la aDOSlescencia es una etapa... ¡Esperemos que no se alargue!

¡Un saludo!


Comments


Blog
Vuelve pronto
Una vez que se publiquen entradas, las verás aquí.
Archive
Recent Posts
  • Wix Twitter page
  • Wix Google+ page
bottom of page