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¿¿Si o No??

  • Foto del escritor: Susana (unamamaenamorada)
    Susana (unamamaenamorada)
  • 31 ene 2016
  • 3 Min. de lectura

Últimamente he estado replanteándome aspectos acerca de la educación de mi hija. Los aspectos de la estimulación son muy importantes, pero estamos en un momento de rebeldía donde Emme empieza a desafiar y a contradecirnos. Esto me hace ver que la educación es dificilísima.

Si le dices NO a algo ya sabe que ESO es lo que debe hacer o tocar para llamar la atención. Además, como los bebés viven en un entorno poco adaptado a ellos, la costumbre de la sociedad es siempre decirles que NO: NO toques eso, NO vayas ahí, NO tires aquello, NO hagas aquello otro...

¡Es fustrante! ¿Cómo no han de rebelarse? ¡Eso no hay quien lo aguante! Y como es normal, una de las primeras palabras que aprendió a decir y que contínuamente dice es NO.

Pues bien, observando cómo lo hacen otros padres y madres, hablando con amigas con hijos, con la pedagoga de la guardería, y sobre todo, viendo lo poco efectivo que es este monosílabo en mi hija, me he dado cuenta de que hay que ser más listo/a y utilizar aquello que llamamos "ir con psicología".

Una amiga me ponía un ejemplo: hay un momento en el que los bebés lanzan los objetos. No los lanzan para fastidiar o como mal comportamiento, sinó más bien al contrario, los lanzan para descubrir qué sucede, para oír un sonido, para ver el movimiento... Ellos no son capaces de distinguir entre cuál es el objeto que pueden tirar y el que no, y los confundimos cuando los regañamos unas veces sí y otras no.

Cuando la hija de mi amiga lanza o va a tirar la cuchara de comer (por ejemplo), el que hace es cambiársela por una pelota y decirle "la pelota SÍ se tira". Su hija ha aprendido que hay objetos que no se tiran y otros que si, sin la palabra horrible que casi todo el mundo utiliza.

Otro ejemplo es cuando no queremos que vayan a un determinado lugar. Si vemos que va, es mejor distraerle y desviar su atención hacia otro lado. De esa manera conseguimos nuestro objetivo (que no vaya ahí) y además no le causamos la rabieta, ni fomentamos aquello de "basta que le diga que no..."

A esto habrá gente que dirá: a los niñ@s hay que ponerles límites. Pues sí, pero hay diversas maneras de ponérselos, y ellos no son capaces de entender lo que para nosotros es tan lógico. Hacer que hagan lo que queremos sin tener que imponer, hace que ellos aprendan a hacer lo que queramos sin tener necesidad de rebelarse.

Pero además, los niñ@s, como he dicho antes, viven en un entorno poco adaptado: a excepción de su habitación y poco más, se enfrentan a muebles gigantes, objetos que pueden romperse en lugares accesibles, armarios bajos con cosas y utensilios que no deben tocar...

Por ello he decidido adaptar mi casa. No sólo he puesto en alto los productos de limpieza, sino que he ido habitación por habitación, cambiando o quitando todo aquello que no debe tocar, poniendo en su lugar objetos que sí. De esa manera evito de nuevo el NO, me relajo (ya no debo de estar pendiente de que no abra cajones o armarios bajos) y ella se relaja (puede andar por la casa sin que nadie vaya detrás de ella prohibiéndole cosas. Puede explorar a gusto sin peligro. No necesita fustrarse).

Porque ¿os imagináis viviendo en un mundo para gigantes?

Los niños y niñas necesitan muchísma estimulación, sobre todo los nuestros/as. El mundo es una fuente constante de ella. Facilitémosla.


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