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Ep, frena

  • Foto del escritor: Susana (unamamaenamorada)
    Susana (unamamaenamorada)
  • 16 nov 2015
  • 3 Min. de lectura

Hace unos días mi hermana me preguntó si había dejado de lado la página web. La verdad es que mi vida consiste en esto: trabajo, preparación de tareas para el trabajo, casa, comidas, limpiezas, compras, ropas, Emme, actividades, planificación de actividades, terapias...

Cuando por fin voy a la cama al final del día estoy tan infinitamente cansada que me duermo al instante, sin embargo y para colmo, la noche no sirve para realizar un bendito sueño reparador, ya que intermitentemente van sonando los lloros de Emme que se despierta miles de veces por noche.

Así pues, comenzamos el nuevo día bien cansados y otra vez a empezar el círculo vicioso.

La gente te da consejo. Unos te dicen que la dejes llorar (no sirve de nada, en nuestro caso llora hasta rebentar y cada vez más y más fuerte, además de que no somos partidarios de este método por muchas razones que ahora no voy a comentar); otros que el colecho es la mejor opción (en nuestro caso ni duerme ella ni dormimos los demás), otros que vayas y estés a su lado hasta que se calme sin cogerla, ya que cogiéndola la activas (es como enseñarle un caramelo y no dárselo, te ve y quere que la cojas, llora mucho más si no lo haces); otros que la pongas a dormir bien harta (tampoco funciona, de hecho acabamos dándole más biberones); otros que le des el pecho (prefiere el biberón); otros que no necesita comer, que le des agua (¿agua? ¡quiere biberón!); otros que quizás tiene calor, frío...

Pues bien, hemos acabado probándolo todo. TODO y no funciona nada.

Al borde de la locura, en una de mis clases de piano, -sobre el teclado se nota mi estado de ánimo, surgió la revelación: cuando un bebé tiene un día tranquilo, duerme tranquilo por la noche. En cambio, los días en los que hay eventos, donde pasan de mano en mano, esa noche duermen menos por la sobreexitación que han llevado.

En casa nuestra pasa lo mismo, cada día Emme tiene un horario distinto con bastante estimulación y diferentes escenarios. Si yo acabo el día agotada, ¿cómo no ha de estarlo ella?

A veces la solución la tenemos delante y no la vemos. Pero es bastante sencilla: FRENAR nuestro ritmo de vida.

Así pues, hemos decidido hacer un alto en el camino. Hemos llegado a un punto donde ella ya se estimula mucho sola, camina, es bastante autónoma, por lo que aunque hayamos de corregir y seguir estimulando su lado parésico, no hace falta hacer tanta terapia. Podemos y hemos de permitirnos priorizar otros aspectos como el buen descanso, algo imprescindible para que todo lo demás funcione de manera óptima.

¿Qué hacer? Intentar que cada día sea el máximo de similar al anterior, que la cantidad de escenarios no sea tan variada, que haya estimulación pero no sobreestimulación, que haya momentos de tranquilidad y de juego tranquilo y libre, adelantar la hora de la rutina y por supuesto la hora de ir a dormir. De esta manera podremos disfrutar todos de una mayor cantidad de horas para coger un sueño más profundo y largo (hay estudios nuevos que defienden esta teoría).

En fin, frenar, disfrutar, descansar y prescindir de lo innecesario. Los bebés deben vivir como bebés, y nosotros los padres debemos velar para que esto sea así.

¡Un saludo!


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