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Una mirada a lo largo del camino

  • Foto del escritor: Susana (unamamaenamorada)
    Susana (unamamaenamorada)
  • 25 mar 2015
  • 2 Min. de lectura

Tras unos días de parón debido a la reincorporación al mundo laboral, con lo que todo ello conlleva -ponerse al día, acostumbrarse a la rutina, preparar el trabajo y lo más importante, conciliar la vida laboral con la familiar, cosa que no es fácil y me ha tenido sin apenas tiempo para nada-; ya vuelvo a estar aquí.

Últimamente, en la gran familia de "Superando Obstáculos" de Facebook, ha habido incorporaciones nuevas, y leyendo las preocupaciones, comentarios... me he dado cuenta de algo:

aquello que algunos padres y madres me habíais dicho se está cumpliendo, EL TIEMPO CICATRIZA LAS HERIDAS y el dolor se atenúa.

Empecé en el mundo de la maternidad con muchísimo dolor tras el diagnóstico del ictus de mi bebé. Durante días, semanas y meses conviví con un gran nivel de ansiedad, de nerviosismo, de incertidumbre, de tristeza, de mucho miedo, incluso de obsesión.

El problema neurológico que Emme tuvo y la hemiparesia como consecuencia, ocupaba la gran parte de mi tiempo. No había vida más allá de todo eso.

Con perspectiva he visto que aquello fue positivo, porque me volví una luchadora, busqué información, recursos, y todo aquello que estaba en mi mano para que Emme tuviera el mínimo de consecuencias dentro de lo posible.

Pero por otro lado estuvo la parte negativa. Me volví una madre leona, susceptible, en luto. Analizaba cualquier actuación por parte de los demás, sintiéndome amenazada a la mínima. Tenía los nervios muy a flor de piel y una opresión en el estómago demasiado grande.

El tiempo me ha enseñado que aunque es necesario anticiparse para prevenir, a veces hay que esperar, ya que no sabemos a ciencia cierta si algo que nos preocupa sucederá, y vivir con tanta tensión por un futuro incierto provoca que no puedas disfrutar del día a día.

Y a pesar de la tragedia vivida y de toda esta maleta de experiencias negativas, considero que tengo un bebé maravilloso, para mi perfecto; y que tengo la gran suerte de haber tenido tiempo para disfrutarlo, verle crecer y prosperar de manera asombrosa.

Porque junto a la maleta negra hay otra de colores vivísimos llenas de experiencias, de posibilidades, de logros, de buenas noticias, de grandes emociones, de aprecio por los pequeños detalles de la vida... y ¿por qué no? de grandes personas que han estado (y están) presentes en este camino y han sido un apoyo en el dolor.

Hace tiempo hablé de la experiencia compartida con otros padres y madres de haber perdido amistades. Pues si, es verdad, esta experiencia me ha hecho apreciar la amistad verdadera, incluso la familia verdadera, ya que en los momentos buenos es muy fácil estar ahí. Sin embargo es en los momentos malos cuando los que "valen" lo demuestran.

Pero resumiendo, después de diez meses, el luto y la tensión han ido desapareciendo. La aceptación de lo sucedido se ha realizado, la situación se ha naturalizado, y los problemas, aunque siguen siendo problemas y siguen generando preocupación, se cogen desde una perspectiva más positiva.

..."la vida te da sorpresas, sorpresas de ta la vida"...

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¡¡MUCHÍSIMOS ÁNIMOS A TOD@S!!


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