Con la sangre helada
- Susana (unamamaenamorada)
- 28 ene 2015
- 2 Min. de lectura
Hoy voy a escribir un post-queja. Hace días expliqué la triste historia de la administración pública. Pues resulta que la privada es todavía peor. Mi marido y yo, por nuestro trabajo, tenemos un sistema de salud gestionado por un órgano diferente, y cada enero podemos decidir si queremos estar en mutua o en seguridad social. Los dos estábamos en mutua, pero con un bebé con una parálisis hay fuertes carencias y durante meses hemos tenido que apañárnoslas. Pues bien, cuando por fin pudimos acceder a seguridad social, pensamos en pagarle a la peque la mutua para los servicios rutinarios de cualquier bebé, mantener a nuestra excelente pediatra y la comodidad y rapidez del servicio privado. Pero para ello debíamos enfrentarnos de nuevo con la Administración, esta vez privada. Después de papeleos, de informes, de declaraciones conforme no utilizaríamos el servicio para nada que tuviera que ver con la lesión, de ir detrás llamando, etc., se negaron aceptar a nuestro bebé. Nosotros, insistentes, hicimos una reclamación y lo volvimos a intentar alegando que precisamente la habíamos puesto en seguridad social porque ellos no nos cubrían lo referido a su lesión, que queríamos conservar la mutua por la pediatra y por los resfriados (aunque ella pocos tiene, ha sido siempre muy sana). Pues bien, la que nos llevaba inicialmente nos pasó el caso a otra. Esta otra debía gestionarlo, y tras la reclamación nos pasó a otra más, que casualmente siempre que llamábamos nunca estaba. Pero que no nos preocupáramos, nos decían, que le pasarían el recado para que le enviara todo al médico general. Bueno, tras bastantes días así, por fin ayer nos dijeron que hoy durante la mañana sabrían algo. La cosa es, que me he pasado por la oficina y me dice la última que nos llevaba: "ahora mismo se está mirando vuestro caso el médico" (el pobre no había tenido tiempo hasta hoy...). Y cuál ha sido mi sorpresa: EL TAL MÉDICO AL QUE LA QUE NUNCA APARECÍA LE HABÍA DE ENVIAR LOS DOCUMENTOS ESTABA SENTADO EN EL ESCRITORIO DE DETRÁS DE ELLA! Por si no hacía suficiente frío... Se me ha helado la sangre. Qué desvergüenza. Por supuesto, después de ese "fantástico" trabajo en cadena, lo que nos imaginábamos: denegado.

Comments